Con el uso constante, tu orquídea empieza a mostrar cambios que se notan de verdad: flores más grandes y duraderas, raíces fuertes que absorben mejor los nutrientes y hojas verdes llenas de vida. Además, tu plantita se vuelve más resistente a hongos, plagas y cambios de clima, manteniéndose estable y saludable.
Resultado final: una orquídea más vigorosa, equilibrada y con floraciones espectaculares.